martes, 28 de abril de 2020

Historias imposibles, o no


«Porque de lo posible se habla demasiado»

Silvio RODRÍGUEZ


En el último taller online que hemos tenido, hablamos del emblemático Jacques Carelman (Marsella, 1929-Argenteuil, 28 de marzo de 2012), conocido por el diseño de objetos imposibles.

En este presente incierto, en el que vivimos pendientes de una curva, nos pareció interesante refugiarnos en la literatura y en los juegos del lenguaje, que nos permiten crear mundos diferentes, al margen de lo objetivo que está ahí fuera, detrás de las ventanas.

Carelman no se dedicó a la literatura como la conocemos; de hecho, fue un pintor, decorador de teatro e ilustrador francés. Pero, como buen artista, creó objetos imposibles que nos permiten fantasear y adaptarlos a nuestro mundo de náufragos de las letras.


De estos objetos, dijo su autor:

«Mis objetos son perfectamente inútiles […], lo contrario a los artilugios de los que nuestra sociedad está tan ávida».

Jacques Carelman fue mundialmente conocido por uno de los carteles más famosos de Mayo del 68; pero, sobre todo, por sus objetos imposibles, un extenso conjunto de artefactos insólitos (unos cuatrocientos) que comenzó a idear a finales de la década de 1960.

Este conjunto de artefactos, conocido en España como Catálogo de objetos imposibles, consistió en la parodia de los catálogos de venta por correo, como, por ejemplo, el de Manufrance. Presentaba cuatrocientos dibujos de objetos cotidianos reinterpretados de una manera un tanto surrealista y bastante absurda.

El libro tuvo un éxito extraordinario. Se vendieron 100.000 ejemplares en Francia y posteriormente se publicó en otros muchos países.

Podéis conocer este catálogo en el siguiente enlace:

http://www.culturaentretenida.com/2012/images/programas/oimposibles.pdf

Y ahora es vuestro turno. Contemos pequeñas historias eligiendo uno de estos objetos imposibles.


jueves, 23 de abril de 2020

Feliz Día del Libro


Desde el confinamiento, algunas olas de este Mar de Incertidumbres han querido leer sus textos preferidos. Gracias por vuestro trabajo, por la ilusión que ponéis en cada actividad y cada propuesta literaria para que, a pesar de todo, sigamos refugiándonos en las palabras. Porque, afortunadamente, los libros no están prohibidos.

Buena mar y a seguir navegando.

viernes, 10 de abril de 2020

'Cuentos de los días raros'


Cuentos de los días raros


Este es el título de uno de los libros de José María Merino publicado por Alfaguara en 2004. Sus palabras siguen latiendo en este abril tan incierto. En su contraportada dice esto: «Los quince cuentos de este libro nos hablan de esos días raros, siempre al acecho para traernos la fascinación o el desasosiego de lo imprevisto, de lo misterioso, de lo fatal y mostrarnos que puede esconderse tras las imágenes de lo cotidiano».


Yo añadiría que «esos/estos días raros», los de ahora, encierran no solo desasosiego y búsqueda de lo misterioso, sino también de lo bello, de los encuentros virtuales inesperados, de los rasgos de humor entre conversaciones, de los anhelos detrás de las nubes y ventanas, de la ternura, de la empatía entre humanos, de los descubrimientos de todo aquello que nos hace sentir mejor, porque ya hay bastantes espacios involuntarios de lo fatal que nos llegan allá por donde miremos.


Os sugiero continuar el texto que transcribo a continuación, que constituye el comienzo de uno de estos cuentos de José María Merino. Dice así:

Dejar de percibir el significado de las palabras es la más desdichada enfermedad que le puede aquejar a un lingüista. Esto le había sucedido un día al profesor Eduardo Souto, y con ello se inició para él un largo periodo de confusión y delirio. La oscuridad de las palabras en que no conseguía identificar otra cosa que la pura acumulación de los sonidos que las componen, le llevó a buscar en los ruidos naturales el sentido que ya no era capaz de hallar en aquellas. Persiguió el murmullo de los arroyos y los golpes en el oleaje, intentando encontrar en su azaroso rumor las señales de un mensaje certero. […]

La propuesta es continuar este cuento y compartirlo en este espacio en la sección de comentarios.

domingo, 29 de marzo de 2020

OuLiPo



TALLER DE LITERATURA POTENCIAL


Confinados, pero no por ello inactivos, avanzamos en nuestro aprendizaje en torno a la creación literaria.

Descomponemos las palabras y las recomponemos con significados diferentes. Roma y amor tienen los mismos átomos. Mezclamos vocablos y los amasamos, los dejamos reposar bajo la cubierta del cuaderno y volvemos a amasarlos hasta que adquieren la elasticidad deseada para ser un micro. A veces, se nos va la mano con los sustantivos o con la temperatura emocional y nos sale un relato de tres folios. No importa, experimentamos. Luego compartimos el resultado alrededor de las mesas del taller o lo embotellamos y lo lanzamos a este mar para que todos podamos saborear el dulce acróstico, la especiada descripción o la carta picante. Si es necesario, rectificamos la puntuación o cambiamos las repeticiones por sinónimos, ajustando el guiso a nuestro timbre de voz y a otros paladares. 

Y de esta manera, buscando fórmulas, encontramos al grupo OuLiPo que, como cocina de autor, tiene un libro con recetas  para la literatura. En ellas se mezclan los ingredientes de la lengua con las medidas de las matemáticas (catorce versos dicen que es soneto). En su índice alfabético descubrimos anagramas, bolas de nieve y avalanchas, lipogramas, método S+7, palíndromos, permutaciones, poemas booleanos, relatos arborescentes, tautogramas… Cocina de artesanos para llegar al arte de la literatura.  

Con diez sonetos y unas tijeras fueron capaces de crear cien billones de sonetos, todos con la misma rima, en un libro de bolsillo; un soneto cuántico que no se puede terminar de leer en muchas vidas. Dicen que  novelas como El Quijote tienen una estructura fractal y que hay relatos que son cajas chinas. 

A mí, de las matemáticas me gustan sus curvas, la economía de su lenguaje, su lógica, su forma de ajustar una nube de puntos a una ecuación, su capacidad para predecir... De la literatura me quedo con el latido, la manera que tiene de envolverme en atmósferas paralelas; de hacerme reír y llorar, sentir opresión o nostalgia; de descubrirme paisajes que nunca existirán, de traerme otros coros de voces…

Literatura y Matemática bailan juntas como juego creativo. Pero ¿es posible llegar así a la obra de arte?

¡Intentémoslo!

miércoles, 18 de marzo de 2020

Partes de guerra




Apreciadas olas de mares fantásticos, de océanos realistas y surrealistas; de aguas profundas frías y oscuras; también  de playas cálidas, dulces y sugerentes. Mis amadas olas, ¡os echo tanto de menos! 


Mañana se cumplen dos semanas sin asistir a la cita líquida, salada y fértil que entre las históricas piedras a las orillas del Duero nos hace fluir la creatividad, la libertad de ser y de pensar, nos baña con la ideología del respeto, la complicidad hacia lo diferente y el ansia por entendernos. Sé que seguiré faltando, no por abandono deseado, sino por la norma. Ya me conocéis, cuestiono todas las normas; pero las cumplo, por centralismo democrático, casi todas.


Ahora que las circunstancias nos confinan tras los muros conventuales de nuestras propias viviendas, mientras la tecnología nos da alas. Ahora que el logo de un sobre en una pantalla es más rápido que una paloma mensajera. Ahora que empezamos a vivir tiempos de una guerra nueva que nos prohíbe tocarnos, sentir el pálpito o el rubor del compañero. Ahora que se nos permite vernos solo en dos dimensiones, oírnos en altavoz estéreo y, sobre todo, leernos el alma solo si queremos abrirla en el alfabeto parpadeante de palabras con corrector de idioma y emoticonos correctores de palabras. Ahora que el tiempo tiene una elasticidad diferente al número de acciones por segundo. Ahora os propongo utilizar instrumentos olvidados para tocar sinfonías nuevas. No se trata de volver a las danzas tribales para la representación folclórica, sino más bien de dar un uso nuevo a aparejos en desuso. De retomar el blog Mar de incertidumbres y reventarlo a abrazos apalabrados, a toses escupiendo la soledad, a besos emocionados a la vida, a voces en negrita o cursiva de todo aquello que llevamos dentro y que no podemos transmitir frente a frente, cuerpo a cuerpo. Quiero saber de vosotras y vosotros. Quiero que sepáis de mí. No solo por los mensajes cortos en la web, infinitamente reenviados, que dejan entrever el deseo de estar, de saberse parte, pero que no dejan paso al sentimiento abierto en canal, al océano interior de corrientes, lleno de peces y corales que se escapan de las redes.


Os quiero vivas a todas y cada una; os quiero vivos a todos y cada uno remando en el galeote.


Os propongo escribir en nuestro blog como si fuera la casa de Juana. Colguemos los textos que estos días raros se nos ocurran y luego vamos viendo. Marifi, tú reprime un poco, solo un poco, las reprimendas. ¡Ah!, y que nadie haga un Teresa. Elena, leerte será un placer, hace mucho que no suenan tus palabras en la Torre. 

A todos, os quiero.


Buenas noches y buena travesía.




martes, 3 de septiembre de 2019

Retornos

Las travesías náuticas son, en algunas ocasiones, impredecibles. El mar puede mostrarnos escollos geográficos o atmosféricos con los que no contábamos. Ballenas como la de Melville o cetáceos blancos como los de Bradbury pueden hacer que nuestras naves demoren su llegada a puerto más de lo previsible. Pero al fin llegamos a lo largo de este verano. 

Repuestos los víveres, la tripulación y la carga de nuestras carabelas, volvemos a botar los navíos hacia los océanos de este curso. Muy pronto os informaremos de los horarios de nuestra vuelta prevista para finales de septiembre. Mientras, os dejamos con la poesía que resultó ganadora el pasado curso en el XV Concurso Literario Villa del Duero. La autora es Carmen Peña, amante de todas las artes, como todas las olas de este mar, y nos acompaña en el taller de escritura de Ciguñuela.

SOLO UNA NANA

No quiero discursos largos, exceso de letanías.
Cántame una nana, tibia,
que me envuelva en el letargo de una sonrisa,
que mis labios se cierren y no escuchen los susurros internos de la noche
que se deslizan por mi garganta como un torbellino y necesita expulsarlos.
Cántame una nana, leída, 
donde las palabras se resbalen como una balada.
Cántame una nana a cielo abierto,
donde acompase el ritmo con la cadencia del mar en calma,
donde las olas rocen en caricia la arena, grana fina. 
Cántame una nana, dulce, que impregne el aire con olor a azahar en noche de
primavera.
Cántame una nana que deposite en mi boca el aroma a violeta, y que
desaparezca el olor a cedro, que no se perciba el incienso,
que no haya velas, ni cirios, ni luz artificial a mi vera y aparta de mí las coronas
y los largos lirios. Solo quiero margaritas naranjas, blancas y amarillas envueltas en racimos de jazmines. 
Y cántame esa nana, para hacer mi marcha serena.

sábado, 16 de marzo de 2019

El regreso de Manuel Rebollar Barro

El 14 de febrero de 2014, un día muy amoroso, tuvimos la oportunidad de conocer en Tordesillas a tres escritores, que nos ofrecieron una tarde única en aquella actividad que se llamó «La escalera de Moebius». Si pulsáis en la parte izquierda de esta página, en el archivo del blog, podréis recordar lo interesante, constructivo y clarificador que fue aquel día. También, las risas que nos echamos, porque no hay evento literario con la compañía de Ernesto Ortega, Miguel Baquero y Manuel Rebollar que no lleve aparejado gratas sensaciones.

Unos años después, regresa uno de aquel triunvirato: el sevillano (ahora cántabro) Manuel Rebollar Barro, igual de salado que siempre y, además, con una propuesta creativa inerrable: ¿qué pasaría si se desordena el caos? Para nuestro singular escritor, el caos y el orden son complementarios, y así lo explica en su increíble libro de microrrelatos La vida sin Murphy.

Imaginad un mundo en el que no existe el azar ni la mala suerte, un mundo sin Murphy y su ley. Un mundo en el que no existe entropía. Manuel Rebollar imagina un mundo en el que sus microrrelatos se convierten en un manual paradójico del desorden, para así ayudarnos a ordenar mejor nuestras letras e ideas. 

Además de explicarnos su teoría de hacer desaparecer a Murphy, el próximo viernes, 22 de marzo, en Simancas, ejercerá otra de sus múltiples facetas (es un hombre del renacimiento en pleno siglo XXI). En esta ocasión será escritor y profesor para ofrecernos un taller práctico de creación.

Si no tuvisteis la oportunidad de conocer a Manuel Rebollar, aquí os dejamos algunos datos que él mismo nos ha enviado:

«Manuel Rebollar Barro, hombre de letras (seis), dispersas por cada una de sus actividades: profesor de lengua y literatura, cazador de intervalos, promotor de muñecas rusas y cajas chinas, escritor de novelas para guiris, intérprete de signos inefables, echador de sal en las heladas, y empeñado, sobre todo, en que las palabras se vuelvan a parecer a las cosas».

«Manuel Rebollar Barro. Microrrelatista ocasional. Encuentros rápidos sin posibilidad de cariño. Sacio tu afán de lectura. Hotel y domicilio. Máxima discreción. Salón de actos del ayuntamiento de Simancas, 22 de marzo, 18 horas. La vida sin Murphy. Ni Cervantes ni Proust se enterarán».