domingo, 22 de enero de 2012

Sotavento



Fotografía:muertehermana.blogspot.com
El primer taller de escritura de 2012 comenzó retrocediendo. No se trataba del vértigo de la mirada sesgada al pasado ficticio que se idealiza; en ningún caso queremos volver atrás ni detenernos en el tiempo. Al contrario, se trataba de poner en marcha la maquinaria de nuevos proyectos mirando al futuro. 

Y, para dejar mecer las letras a ritmo acuático, decidimos practicar los procesos inversos tomando como punto de partida el sorprendente microrrelato de Manu Espada, incluido en su libro Zoom. Ciento y pico novelas a escala (Editorial Paréntesis), titulado de este modo:



Marcha atrás

Laura no está en la cama. Marino saca el brazo y pone la alarma del despertador a las siete de la mañana del día anterior. Se levanta y comienza a caminar de espaldas. Se viste y baja al garaje. Arranca el coche y conduce marcha atrás. A través del retrovisor, contempla cómo el sol sale por el oeste y vuelve a iluminar la carretera. Cuando llega al trabajo, el último compañero que queda se despide de él. La oficina comienza a llenarse de gente. El bullicio es ensordecedor. Marino deshace varias gestiones. Horas más tarde vomita la comida (intacta) al plato y vuelve al despacho, donde borra letra por letra varios mails. Cuando a amanece regresa sobre sus pasos y se va a casa. Discute con Laura, que amenaza con irse. Cuando se acuestan, él le asegura que pueden volver atrás, que estarían juntos otros diez años, hasta el momento en el que se conocieron, pero ella no le cree. Suena el despertador. Marino abre los ojos para comprobar si Laura se ha ido de su lado.  «oñirac, saíd soneuB», dice ella.

Estos son algunos de los textos que surgieron de la iniciativa, pequeños fragmentos escritos en menos de diez minutos con la inmediatez de los ejercicios que se proponen en el taller (junto con la elaboración de un periódico surrealista entre otras propuestas) y con las ganas de todos los tripulantes de este mar de incertidumbres, que se han puesto manos a la obra para que la cartografía marítima de 2012 impulse nuevas rutas de navegación. Cambiamos el rumbo para seguir navegando. Procesos inversos para mirar el futuro. Os dejamos con los textos.

Retrocediendo

Fin cinco capítulos, cuatro, tres, dos, uno. Prólogo. Título y abrí el libro, puesto todavía en la estantería. Un mes, dos meses más; Libro envuelto en papel de regalo. ¡Cumpleaños feliz!

Ana

El (des)encuentro

La sombra del ciprés se refleja en las nubes y tus pasos se van borrando del sendero perseguidos por un viento que inhala el polvo del camino. 

Te desabracé y la sonrisa se desdibujó de mi cara. Mientras, cierro los ojos para ver cómo te alejas sin dejar de mirarme…

Rosa M.

Despertar

Me despierto por la noche y desayuno. Llena de energía salgo a la calle, pero no puedo comprar porque todo está cerrado. Regreso a casa enfadada. Bueno, hoy no comeremos. Me siento hasta que sale el sol del día anterior. Tal vez así vuelva a encontrar la forma de conseguir algo. Trato de leer y escribir para pasar mejor el tiempo. Por fin llega la mañana y estoy muerta de sueño. Me acuesto, rendida, cuando sale el sol.


Paulina

Siembra inversa

El sol resplandeciente de la mañana refleja la tierra desnuda de doradas
espigas. A las nueve de la mañana del día anterior, se levanta, comienza a
caminar de espaldas, llega a la parcela y, poniendo la cosechadora marcha
atrás, contempla como lo cosechado el día anterior incomprensiblemente se
pone en pie de nuevo.

Llega a su hogar, macilento de tanto esfuerzo, expele la cena intacta al
plato y vuelve al trabajo. Las espigas, para su sorpresa, se han vuelto
verdes… Los pájaros entonan nuevos trinos mirando la luna.

Rodolfo pone el despertador a las seis de la mañana del día anterior y
desobedece todas las órdenes de su jefe. Se levanta en su cosechadora y
arranca las hermosas simientes, que, orgullosas de haber pasado un
estío agotador, decidieron retornar a la tierra y resguardarse de las
frías noches de invierno, un poco confusas con tanto desorden…


Isabel


Cambio de vida

El día que quise cambiar de vida, comencé a vestirme por los pies. Pensé que si hasta entonces lo habitual no me había servido en mi propósito, debía hacer algo diferente para cambiar las cosas, así que me tumbé en la cama, me puse los calcetines y los zapatos, después probé a ponerme los pantalones y posteriormente me coloqué el jersey que no había pensado llevar. Lo más difícil fue ponerme el sujetador después de estar totalmente vestida, pero al cabo de unos cuantos intentos lo conseguí.

Me quedé un rato allí tumbada, sin pensar, con la mente en blanco. Me metí de nuevo entre las sábanas y me quedé dormida hasta el anochecer.

Alicia


Última cana

Aquella era su última cana. Había estado mirándola con embeleso durante tres días seguidos. Poco a poco fue menguando. Su largura no era como la del resto de sus cabellos. Empezó a encoger hasta quedar algo parecido a una antena inhiesta saliendo de su cabeza. Pero, por último, acabó por desaparecer definitivamente, como si el cuero cabelludo se la hubiera tragado.

Había tenido una melena blanca, casi de algodón, que se fue oscureciendo día tras día, año tras año, quedando solo unos resquicios, y este fue el último. Casualidades de la vida, hoy soplaba veintiuna velas. Hace un año había soplado veintidós.

Elena


Fundido

Querido Negro:

De repente, un fundido en negro. Ariadna se aferra al cordón y comienza a dar pasos con la mirada fija en lo negro. El cordón tira de ella. Da dos, tres, cuatro... galaxias de pasos. Todo lo ve, con todos tropieza al final hasta que llega al principio, donde solo está ella con un trocito de cordón. A un lado, su barriga; al otro lado, un agujero negro.


Silvia


Anocheció

Amaneció, pero yo cerré los ojos y seguí durmiendo hasta que fue ayer. Ya despierta, tras una cena copiosa, llena de amigos, vino una merienda con sorpresas. Comimos al aire libre. Después del desayuno, la noche. Con la ayuda de la valeriana, dormí mucho, tanto que cuando me desperté me puse a jugar a la tanga.

Teresa

Este es el mar en 2012: desaprendiendo palabras para inventar otras. Nos vemos en el próximo taller o entre las olas.