lunes, 29 de diciembre de 2008

Jugando con los versos


Jugamos con las palabras de los versos, con la estructura
y el significado. Para ello partimos del siguiente poema de Emily Dickinson:

EL POEMA ORIGINAL

Él era débil y yo fuerte, entonces.
Por eso él hacia dentro se dejó guiar.
Yo era débil y él fuerte, entonces.
Por eso le dejé llevarme al hogar.

No estábamos lejos; la puerta, cerca.
No estaba oscuro, pues él iba también.
No se oía nada, ya que él callaba.
Eso fue todo lo que quise saber.

Llamó a la puerta el día, debíamos partir.
Ninguno era el más fuerte, entonces, de los dos.
Se esforzó él, me esforcé yo.
Pero lograrlo, ¡no!

A partir de ese poema, hemos creado uno nuevo, alterando el orden de sus versos. Este fue el resultado:

EL NUESTRO

No estábamos lejos; la puerta, cerca.
No estaba oscuro, pues él iba también.

Él era débil y yo fuerte, entonces.
Llamó a la puerta el día, debíamos partir.
Por eso él hacia dentro se dejó guiar.
Yo era débil y él fuerte, entonces.
Por eso le dejé llevarme al hogar.

Ninguno era el más fuerte, entonces, de los dos.
Se esforzó él, me esforcé yo.
Pero lograrlo, ¡no!

No se oía nada, ya que él callaba.
Eso fue todo lo que quise saber.

SUGERIMOS TÍTULOS...

Y estos son algunos de los títulos que han sugerido nuestros alumnos/as para el nuevo poema creado a partir de los versos originales de Emily Dickinson:

El día de partir
llamó a la puerta.
Ninguno era el más fuerte.
Recuerdos.
El silencio.
No estaba oscuro.
Lo que fuimos y somos.

Te invitamos a que escribas tus títulos o crees tus poemas a partir de alguno que te guste de esta escritora. Aquí tienes alguno de ellos.


Las voces de ellas


Iniciamos el curso buceando en la realidad íntima y subjetiva de Emily Dickinson “La bella de Amherst”, descubriendo en sus versos su manera particular de destilar con palabras, emociones y sentimientos. Nuestra admiración por una mujer que fue capaz de escribir esos versos en una época en la que las mujeres no tenían voz. Edgar Morin dijo: “Navegamos en un mar de incertidumbre, entre islas de certezas”. Pero las certezas son tan efímeras... Están tan adheridas al devenir de los impulsos de la vida. Emily Dickinson cuestionó las certezas sobre lo que tenía que hacer y vivir una mujer de su tiempo. Navegó en este mar de incertidumbres y nos dejó la riqueza de sus palabras.