martes, 5 de abril de 2016

Diario de abordo

Comenzamos el tercer trimestre, no sin antes recordar algunos cambios que se han producido en nuestros talleres. Somos más tripulantes. Un nuevo taller, en el pueblo de Cigales, se suma a este mar, aunque esto suponga que grupos que tenían clase semanal reduzcan el número de encuentros. Del municipio de Ciguñuela, precisamente uno de los que ha sufrido cambios, nos llega esta crónica de la travesía realizada en los primeros meses de 2016.

«Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae» (Bram Stoker).

Con estas palabras comenzó el trimestre, y con la incertidumbre, que se convirtió en la certeza de perder un día de clase para ganar compañeros de este mar en Cigales. ¡Bienvenidos! Nosotros aún estamos en el proceso de asunción de la pérdida. Por si alguien nos oye: desearíamos continuar teniendo el taller semanal. Más que un deseo, es una necesidad. Tal vez un imposible, como escribimos el primer día del trimestre. Y leímos a Pessoa, incluso en portugués, gracias a nuestra compañera Eloisa.

A partir de un vídeo en un idioma desconocido, inventamos una historia y así comprobamos cómo los sentidos nos hablan un lenguaje diferente a cada uno de nosotros.

Leímos y trabajamos las siguientes novelas:
● El amante del volcán, de Susan Sontang.
● Historia de mi hijo, de Nadine Gordimer.
● Los años de peregrinación del chico sin color, de Haruki Murakami.

Continuamos con los microrrelatos de Las jugadas intermedias, de David Vivancos.

Y, de forma transversal, también navegamos por la lírica con Pessoa o Henrik Nordbrandt.

Nos visitó, además, la poesía vallisoletana de la mano del escritor Rodrigo Garrido y su libro La primera vez que vi un animal muerto.

Aprendimos técnicas y figuras literarias. Escribimos a partir de capítulos de un libro, de palabras prestadas por otros grupos. Sacamos de sus casillas a un personaje o miramos por el ojo de la cerradura.

Entre palabras, lecturas e imágenes compartimos nuestros textos y opiniones, hicimos crítica literaria y disfrutamos de dos horas cada quince días, que siempre nos dejan el deseo de más.

Margarita Gómez (taller de Ciguñuela)