domingo, 16 de diciembre de 2012

Solsticio de invierno, ¿fin del mundo?



"Solsticio de invierno, que hace en el hemisferio boreal el día menor y la noche mayor del año, y en el hemisferio austral todo lo contrario, o tal vez viceversa".

fotografía:http://www.nistido.com/2011/12/celebrando-el-solsticio-de-invierno-con-el-amanecer-en-stonehege/
El próximo día 21 de diciembre iniciamos una pausa en la marea de palabras. Es complejo intentar hacer un balance de un año entero de encuentros con escritores, concurso literario, nuevas olas que llegan a los talleres, bocanadas de microrrelatos que salen del agua y se trasladan a otros círculos (enhorabuena a todos los que habéis crecido y compartido).
Aquí os dejamos dos microrrelatos para que elijáis el solsticio o las Navidades como próximo tema del último Taller de escritura del 2012, que será el miércoles 19 a las 19.00 h, en la biblioteca del Centro de Adultos de Tordesillas. Os esperamos.

Solo Navideño
por Álvaro Pombo 

 
No reanudaba ninguna relación. Y esto quiere decir que, en el fondo, ni siquiera llegaba a anudarlas al principio. Con los años su soledad fue convirtiéndose en su medio de vida. Era su forma de vida, pero también su medio, como una profesión. Se debía esto a que era un poco poeta. Y escribía: Tu cara guapa/ En mi conciencia impreso/ como una lapa. Y también: He perdido la vida/ No costó nada/ He perdido tus labios/ Cáscara amarga. Se relacionaba, claro está, con mucha gente. ¿Y quién no? Y con chicos. Todos eran y no eran de la acera de enfrente. ¿Por eso no podían reanudarse? ¡Pero anudarse siquiera, sí que hubiera podido si quisiera! ¡Con tantos como hay, ahora en Navidades, gastándose mil euros per cápita en todas las grandes superficies de Madrid! No tenía el arte navideño de reanudar las relaciones que anudaba en Navidades en los metros, en los parques y en los excusados. ¿Y en los bares, por qué no? Porque los metros y los bares y los parques y los excusados navideños eran aún más cutres que nunca en Navidades. Y así, este poeta hacía de la soledad su medio de vida estas felices fiestas.

Solsticio de invierno
por José María Merino

 
En el cielo del amanecer brillaba con fuerza aquel insólito lucero que la gente común contemplaba con asombro, pero el capitán sabía que era uno de los satélites de comunicaciones que permitían a su ejército mantener la supremacía en aquella guerra interminable.
—Mi capitán —transmitió el cabo—. Aquí solo hay varios civiles refugiados, unos pastores que han perdido el rebaño por el impacto de un obús y una mujer a punto de dar a luz.
El capitán, desde la torreta del carro, observaba el establo con los prismáticos.
—Registradlo todo con cuidado.
—Mi capitán —transmitió otra vez el cabo—, también hay un perturbado, vestido con una túnica blanca, que dice que va a nacer un salvador y otras cosas raras.
—A ese me lo traéis bien sujeto.
—Mi capitán —añadió el cabo con la voz alterada—, la mujer se ha puesto de parto.
—Bienvenido al infierno —murmuró el capitán con lástima.
A la luz del alba, aparecieron en la loma cercana las figuras de tres camellos cargados de bultos y montados por jinetes de raras vestiduras, y el capitán los observaba acercarse, indeciso.
—Abrid fuego —ordenó al fin—. No quiero sorpresas.

Podéis leer más textos en este enlace que, aunque ya tiene unos años, siempre es bueno recordar:
Leed y disfrutad mucho.

sábado, 1 de diciembre de 2012

'Leningrado tiene setecientos puentes'


Como todo lo bueno, se hace esperar…

El próximo día 5 de diciembre llega Mar a nuestro Mar. Sujetaos bien las bragas de perlé, que vienen curvas.

Las trompetas de Jericó anuncian la salida hacia este viaje por los setecientos puentes de Leningrado, con escala en el limbo. En el equipaje rojo, llevamos preguntas sin respuesta y otras respuestas sin preguntas, que seguro Mar estará encantada de contestar. Expectantes, escucharemos de sus labios cómo Eulalia Blum se pudo morir dos veces, y saber si hemos sido agraciados con la herencia del testamento ológrafo mientras el perro que fuma mira con el tercer ojo a las ondas de Martenot.

La marcha fúnebre del Concierto para hombre solo sigue los pasos de el vendedor de huesos, y Sosias deja vagar su mirada por los tres cerros de el año que no florecieron los almendros, mientras la dama de cobre sirve con exquisita maestría un té que lleva preparado en el portaviandas de Bombay.

A las 18.00, en la biblioteca del Centro de Educación de Adultos de Tordesillas, nos reuniremos las olas con Mar para escuchar estas historias y todo lo que quiera contarnos.

No faltéis, os esperamos.

(Espero que Mar Sancho me perdone por la utilización de los títulos de sus cuentos).