lunes, 10 de febrero de 2014

Personas que se enamoran de la literatura


Tres eran, y son tres, los escritores que nos visitarán el próximo viernes 14 de febrero en Tordesillas. Tres especialistas en diferentes formas en entender y abordar el género narrativo.
Tres miradas que suben y bajan en un flujo constante (como la cinta de Moebius) por el microrrelato, el cuento y la novela.
Podéis leerlos en sus páginas web. 
Aquí os dejo el enlace de sus blogs para que podáis ir dando una vuelta por lo que escriben.






Es un auténtico placer poder contar con ellos, así que desde aquí esperamos que nadie se pierda esta importante cita. Nos mueve la pasión por el arte, y no hay un día mejor para celebrarlo. No olvidéis llevar bolígrafo y muchas ganas de escribir lo que vaya surgiendo.

lunes, 3 de febrero de 2014

El vuelo de los pingüinos

Las pasadas semanas trabajamos en los talleres de escritura textos del libro de Alberto Corujo Corteguera. Volaron los pingüinos entre las olas, se deslizaron entre la marea y nos dejaron textos ácidos, irónicos, abstractos, con un cuidado lenguaje. De uno de ellos, «Trofeo», salieron montones de palabras de las que ahora os dejamos algunas muestras:


TROFEO
Ahí estaba, frente a mí. Hacía ya tres años que había desaparecido, aquella noche de fiesta desmedida, en la que los dos hicimos tantas locuras. Mi amigo y quinto Dani 25. No era el mismo, aunque había menguado un poco y estaba claro que no le habían pillado en su mejor momento, no me costó reconocerlo. Seguía teniendo ese original y único tatuaje de Popeye sujetándosela para mear. Quise acercarme a él, pero el camarero que estaba a su lado, detrás de la barra, me lo impidió. Un par de lágrimas se deslizaron lentamente por mi rostro mientras lo miraba y pensaba en las ironías de la vida.  Siempre presumió de su tamaño, de su musculatura y, qué curioso, eso era todo lo que había quedado de él. Allí estaba su orgullo, al lado de todas esas otras pollas, metido en un frasco de formol como un objeto más de decoración, en la inauguración de ese bar de copas llamado El Laboratorio. Sin poder dejar de mirarlo, cogí mi móvil y... le hice una foto de recuerdo.

Mayte Cuadrado Valle (Ciguñuela)
Texto del libro El vals de los pingüinos, de Alberto Corujo

TROFEO
Apenas quedan objetos en la vitrina del salón. Desde que se separaron, ella ha ido deshaciéndose de ellos. Cada mañana, después de desayunar y mientras va caminando por el pasillo con su cigarrillo recién encendido, humeando como el tren que se lo llevó para siempre, ella elige mentalmente cuál de sus recuerdos acompañará a las cáscaras vacías de sus media(s) naranja(s). Hoy pensó en aquella horrible copa que él ganó en el torneo de damas.

Beatriz Gómez (Viloria)

TROFEO 
Llevaba tres noches acomodándose como podía en el sillón del hospital. Desde que Juan había ingresado por una arritmia y le habían colocado un stend, sabía que la situación era crítica. "Pronóstico reservado”, cómo odiaba esas palabras.
Óscar estaba convencido de que llegar una mañana con el trofeo le devolvería a su padre la sonrisa que se había escapado por la ventana del quirófano.
El jueves se levantó temprano, hizo algunas elongaciones y partió a la maratón. Llegó a la meta, con un esguince, pero llegó.
Cuando entró a la habitación, tres médicos trataban de reanimar a Juan. Dejó la medalla de bronce sobre el sillón.
Por primera vez, esa mañana percibió el dolor que le producía el esguince.

Eloisa Callejón (Ciguñuela)

TROFEO 
Ayer lo vi a la salida de El Ibérico, un bar de copas. Desde la primera vez que me miró, supe que le reconocería en cualquier lugar. Tengo mi habitación empapelada con su fotografía. Me senté en el adoquín de la acera a la espera de su salida. Esa noche de verdad jugaríamos.
Hoy, en el laboratorio, me encuentro absorta mirando el nuevo contenido del frasco con formol.

Carmen Peña Andrés (Ciguñuela)

TROFEO
La herencia le había convertido en una persona realmente rica: seis lujosas mansiones, un bosque milenario y una suculenta cantidad de dinero en un paraíso fiscal. Sin embargo, su felicidad dependía de aquella mujer. A ella no le importaban sus posesiones y constantemente le rechazaba. Él nunca lo entendió.
Ella solo buscaba al hijo que alguna vez había sido y que la herencia le arrebató.

Pompeyo Velasco (Viloria) 

Muchas gracias al autor por hacernos llegar su libro, y a todas las olas de los talleres por los textos que han salido de sus plumas.