sábado, 29 de enero de 2011

'Sombra del ciprés'. Poesía visual

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«El hombre silencioso se encierra en su estudio. Anda con pies de gato para que la inspiración no se escape por la ventana y pone a trabajar el engranaje de su cerebro como una suave máquina de precisión made in Germany».


«Escribe poemas a los que luego rocía con gasolina, por ver si arden o, como sospecha, son simple piedra común. Pero persiste, sin sombra de desaliento, en busca de ese oro místico que raramente se encuentra y, para que no digan que diciembre es un mes frío, va desnudo
».

Julián Alonso
Escritor y crítico de Arte

El texto que leéis procede del catálogo de la exposición de poesía visual del escritor
Fernando Zamora, que iremos a visitar el próximo 2 de febrero: Sombra del ciprés. Piezas de Cámara. La cita es a las 18 h en el palacio Pimentel. Contará con la presencia del escritor, a quien desde aquí agradecemos su disposición para hacernos partícipes del proceso creativo e intelectual de su obra.

Podéis daros una vuelta por el artículo titulado 
«La sintaxis oculta de las cosas», de Angélica Tanarro (http://blogs.nortecastilla.es/angelicatanarro/category/la-sombra-del-cipres), donde veréis algunas de las obras de este artista palentino capaz de transformar un poema y convertirlo en un objeto plástico cargado de lírica, ironía y abstracción.

Es interesante también destacar su mirada surrealista, ya que ha sido uno de los temas que hemos tratado en el último taller, jugando con el manifiesto surrealista de Bretón. Si además de contemplar sus objetos poéticos leemos los títulos de sus obras, como el de la imagen que acompañamos (Carta marina con esqueleto), veremos que la composición poética no solo va más allá del juego plástico, sino que denota una manera de entender la vida. Además de su acercamiento al surrealismo, podremos completar la imagen de un artista que se inspira también en el dadaísmo de Kurth Switters, a la vez que juega con las palabras al estilo Mallarmé con sus caligramas.

Os esperamos el próximo miércoles en el palacio Pimentel y, como siempre, entre las olas de los comentarios de este blog. 

Desde aquí queremos agradeceros a todos los tripulantes de otros talleres de escritura y literatura las sugerencias que compartís, que dan pleno sentido a la filosofía de este espacio. Gracias.

lunes, 10 de enero de 2011

¿Cuántos mares hay en el mar de Iris Murdoch?


Una de sus más conocidas novelas El mar, el mar (Lumen, 1978), nos transporta directamente al vaivén del oleaje de su narrativa. La escritora irlandesa que proponemos para este primer trimestre del año, nos invita a mirar con el silencio, a escuchar el gusto estético que provoca viajar hasta los lugares que sugiere en sus libros. Todo ello con un lenguaje hipnótico y vivo, repleto de imágenes que no nos distancia de los personajes y nos permite acercarnos a sus mares.
Un mar que muestra, en sus infinitos matices, una atmósfera cálida y relajante en la que da gusto quedarse a leer. Un mar en el que se van sucediendo acontecimientos que nos invitan al cuestionamiento, no solo a la contemplación, sino a la incertidumbre como motivo de búsqueda. Un espacio en el que las preocupaciones filosóficas y morales recorren transversalmente todas sus playas.
La novela comienza así:

El mar que se extiende ante mí mientras escribo, más que destellar, resplandece bajo el suave sol de mayo. Con el cambio de marea, se recuesta calladamente contra la tierra, casi sin huella de ondas ni espuma. Próximo al horizonte es de un púrpura suntuoso, marcado por líneas irregulares de verde esmeralda. En el horizonte es índigo. Cerca de la playa, donde la visión se da enmarcada por amontonamientos de desiguales rocas amarillas, hay una franja de verde más pálido, helado y puro, menos radiante y sin embargo opaco, no transparente. Estamos en el norte, y la luz brillante del sol no puede penetrar en el mar. Allí donde el agua golpea suavemente sobre las rocas sigue siendo una superficie de color, como una piel. El cielo sin nubes es muy pálido en el horizonte índigo, que le pone un leve trazo de plata. Su azul se intensifica y vibra hacia el cenit. Pero el cielo parece frío, hasta el sol parece frío.