También queremos avisaros de una actividad que tendrá lugar el próximo 21 de julio en Urueña. Los Navegantes del Palomar entrevistaran a la escritora Elena García Quevedo a las 19.00h en "El Rincón de Simona" (muy cerca de las librerías "El Rincón Escrito" y "librería Alejandría". Os esperamos.
TRISTEZA
La tristeza me tapa
como una manta.
Las lágrimas quieren
escaparse de mis ojos.
Una mano de hierro
me aprieta el estómago.
El corazón se detiene
y al segundo, se desboca.
La apatía me ronda
quiere hacerme caer.
Rosa Martínez. (Tordesillas)
CUATRO HORAS
Tan sólo diez minutos y mi tren partiría.
Los escasos metros que me separaban del andén me parecieron miles. Las ruedecitas de mi maleta no tocaban el suelo, mis pies volaban raudos en busca de un supersónico tren que pretendía salir sin mí.
Cada vez que partía me repetía lo mismo, cada viaje la misma cantilena… "La próxima vez vendré con más tiempo y me tomaré un café, visitaré esas llamativas tiendas”. Así una y otra vez, durante años, sin admitir que yo agotaba hasta el último minuto de todos los minutos de mis idas y venidas.
Jamás un tren me había dejado en tierra. Mi abuela decía que era un don que yo tenía: "llegar siempre a tiempo donde crees que tienes que estar."
Sentada ya, comprobé que haría un viaje sin acompañante, ¡Estupendo! me dije sacando de mi bolso un libro, El mar. Tenía cuatro largas horas para adentrarme en él, con el desconocimiento si éste me resultaría tan cálido, profundo y divertido como el que conocía desde niña.
Un suave y entrecortado sollozo me distrajo, levanté la vista y al otro lado del pasillo unos ojos claros se me quedaron mirando. ¿Por qué lloras? , me pudo la curiosidad. Sin respuesta alguna, apartó su mirada, pero cada surco de su cara delataba el ir y venir de sus adentros.
El mar, que esperaba su turno. Volvió a empaparme, el vaivén del tren mecía sus apasionantes letras.
De nuevo un conocido llanto me devolvió al moderno vagón. Volví la cabeza y una vez más los cristalinos ojos se fijaron en los míos. Sostuve su mirada hasta que ella se levantó, tímidamente se sentó a mi lado y me dijo:
¿Crees que podrías entenderme? Su pregunta me desconcertó, no era ayuda lo que pedía.
Claro, la contesté, tengo dos hijos más ó menos de tu edad y lo intento todos los días de sus vidas.
El tren avanzaba aunque eso ya no importaba, la joven sumida en una tristeza tan intensa como un mar, parecía querer llenarlo...
Recordaba cómo logró alejarse de lo que le ataba. Romper con la mentira que le impedía ser, con el anhelo de que latir no la deparase tanto dolor.
Se lamentaba. Hablaba de intolerancia, de solapadas respuestas a una pregunta que jamás fue admitida.
Seguía recordando. Repentinamente una rosada sonrisa tiñó su pálido rostro, acariciaba una cadena que colgaba de su cuello, en ella un nombre de mujer, la entrelazaba entre sus dedos mientras decía: “Por ella abandoné mi país, la vida comenzó con ella, con ella aprendí que esperar y que te esperen es compartir, con ella descubrí que estremecerse ya no me daba miedo".
La vida le entregaba lo que le debía, sentir que sentían por ella. Rememoraba sus afortunados días cuando súbitamente deslió de sus dedos la cadena, dejo de acariciar su nombre, la descolgó de su cuello y la arrojó al suelo. Extrañada le pregunté .De nuevo sus ojos volvieron a colmar su ánimo. "Me ha dejado", reveló. "Huyo de todo lo que me recuerda a ella, del sol, del aire, del mar".
Su tono se tornó más afligido, desgarrador. El desamor llenaba su vida, lo llenaba todo. Se dolía: "Sin ella la vida no sabe, no huele, no soy. No quiero seguir, ¿para qué? , quiero acabar con todo".
Sus últimas palabras me sobresaltaron, pero respiré tranquilidad, agarrando una de sus manos le dije: Existen otros mares, otros aires. Alza tu vista al cielo y mira ese sol que amanece por ti, resplandece para ti. Y acariciando su mejilla...
Ahí afuera hay alguien que te espera, un nuevo corazón que anhela inspirarse en ti.
Pasaron unos minutos que se me antojaron interminables. Sus ojos seguían brillando, pero ausentes y quietos. De pronto en ellos noté otro destello, ya no de lágrimas, sus transparentes ojos ¡Querían seguir estando! , estar donde creían querer estar.
Viajamos en silencio, el calor de nuestras manos, aún unidas, eran el mejor presagio de una promesa, seguir.
No se presentaron, dos nombres son sólo nombres.
Se despidieron.
Jamás se llamarán por teléfono, pero siempre se acordarán del roce de sus manos.
Tan sólo bastaron cuatro horas para hacerse eternas.
Rosy Val Gracia (Simancas)
Tan solo cuatro horas pueden ser una vida. Una historia llena de sentimientos, de confesiones complices entre dos desconocidas, mecidas por el mar de fondo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esta historia de partidas.
Gracias por la entrada.
Rosa
"Dicen que no es necesario triunfar para emprender algo; es una gran verdad. Lo que tiene que ver con el convencimiento y con la esperanza escapa de toda lógica. Cuando un hombre realiza su sueño no hay ni motivo, ni fracaso, ni victoria. Lo más importante en la Tierra Prometida no es la tierra, es la promesa"
ResponderEliminarJean Michael Guenassia "El Club de los optimistas incorregiles" Editorial RBA Narrativas.
Se me olvido comentar que la fotografía del perro triste ilustra muy bien el poema.
ResponderEliminarGracias Marta.
Besos desde el aire
Rosa
Rosy,
ResponderEliminar¡Qué bello tu relato!
Casi sin darte cuenta, lentamente, te encuentras dentro de la historia. ¡Cuánta ternura en el contenido! y ¡cuánta poesía en la forma!
Te felicito, es exquisitamente bello. Y le agradezco a Marta que nos permita leer estos trabajos que de otra forma no llegaríamos a conocer.
Mi relato del concurso trataba también sobre una relación entre mujeres, en mi caso empezaba y en el tuyo acaba. Aunque tu historia y la mía no se parecen, si muestran el mismo respeto.
Un saludo y mi admiración.
Ana.
Rosa, precioso poema, y desde luego la foto del perro es ideal.
ResponderEliminarEn cuanto al relato, suena a realidad. Cuando una historia de amor se rompe siempre es dolorosa, pero esta tiene algo especial que has logrado trasmitir muy bien. Mi enhorabuena a Rosy.
Saludos Isabel.
Teresa por mucho que te escondiste encontré tu poema.
ResponderEliminarGracias por dedicarmelo, me emocionó, Quiero que lo sepas. Y tienes razón tienes un corazón que no te coge en el pecho.
Besos
Rosa
Ya de vuelta y aún emocionada por vuestros comentarios, que os agradezco... (!no sabéis cuánto!), espero seguir compartiendo con vosotras las aventuras de este maravilloso Mar.
ResponderEliminarrosy
ROMANCE DEL CONDE ARNALDOS
ResponderEliminar¡Quién hubiera tal ventura
sobre las olas del mar,
como hubo el conde Arnaldos
la mañana de san Juán.
Con un alcón en la mano
la caza iba a cazar
vio venir una galera
que a tierrra quiere llegar.
Las velas traía de seda,
la ejercia de un cendal.
marinero que la manda
diciendo viene un cantar
que la mar hacia en calma
los vientos hace amainar,
los peces que andan nel hondo
arriba los hace andar,
las aves que andan volando
nel mastil las haz posar.
Allí habló el conde Arnaldos
bien oiréis lo que dirá
-Por Dios te ruego, marinero
dígame ora ese cantar.
Respondiole el marinero,
tal respuesta le fue a dar:
-Yo no digo esta canción
sino a quien conmigo va.
Selección nueva de Romances viejos. Editorial Anaya.
rosa esa tristeza que evocas en esa poesia la siento casi todos los dias al pasr por una casa vacia que antes fue una casa llena de vida
ResponderEliminary csi siempre estoy a punto de caer como en tu poesia
pero la mano de todos los que ya no estan me ayudan a seguir
un saludo rosa
tambien la enhorabuena para el relato muy emotivo creo que se ha puesto el corazon en todos ellos
teo
cuando he visto el romace que ha escrito rosa me ha venido a la memoria los romances y poesias que venian en las antiguas enciclopedias que fueron nuestros unicos libros de texto a mi me encantaba leerlos y me acuerdo de un trozito que aun me se creo que era de CALDERON DE LA BARCA
ResponderEliminarcuentan de un sabioque un dia
tan pobre y misero estaba
que solo se sustentaba
de unas hierbas que cogia
¿habra otro entre si decia
mas pobre y triste que yo?
y cuando el rostro volvio
hallo la respuesta viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que el arrojo?
Lo sentimos, suspendieron la entrevista de Elena García hasta más adelante.Os avisaremos cuando tengamos noticias.
ResponderEliminar"La próxima vez vendré con más tiempo y me tomaré un café, visitaré esas llamativas tiendas”.
ResponderEliminarPrecioso tu espacio...
Prometo visitar seguido..
Saludos muchos.
Desde mi rincón al vuestro:
ResponderEliminarSER EN LOS OTROS
Ser en el lado más oscuro de la luna,
y mejor,
en su vertiente de vértigo y asombro
al sol que más calienta;
ser o no ser,
pero por encima de todo
estar del lado de los vencidos,
apátridas del llanto que se sube
por las paredes de la congoja
y la siemprespera;
ser de la estirpe de los árboles,
recios por dentro y por fuera,
y del bambú, tan flexible y hermano humilde,
dueño del viento huracanado
y la levedad del ser;
ser en el corazón de la amapola,
rodeada de espigas feraces,
feliz de tan gozosa compañía
y aportando el fuego rojo
de su hermosura;
ser en la madre de diez hijos
que se sigue preguntando:
¿fueron necesarios tantos?
y coloca, al verlos dormir,
una lágrima y una sonrisa
en la frente de todos ellos;
ser del padre pasión, fuerza y coraje,
y de la madre ternura y flor,
coraje, lumbre y cobijo;
ser y estar siendo siempre
a punto,
abierto al llanto y la sonrisa fácil,
más cerca de los que siembran mano abierta,
que de los que recogen con furia y cerradas manos;
ser en el vientre de la madre,
nadando a pierna suelta,
y no dejar de dudar
si merecerá la pena salir o no salir
al frío tremendo de la calle
y de la vida;
ser caballo, caracol, tigre y cigüeña,
viento y veleta, piano y acordeón,
espiga, cardo y frambuesa,
luz y sombra,
pasión, compasión y piedad,
palabra, silencio y armonía;
ser, estar, saber pasar,
estar siempre siendo uno con los otros
no el mejor,
pero sí pedir que te quieran
para poder quererles siempre más.
Angel
Quiero daros las grascias por los comentarios que habeis hecho sobre mi relato, ami compañera TEO ,creo que se ha excedido un poco en sus elogios, sera su cariño hacia mi.
ResponderEliminarPero victoria se dejo mecer en las ramas de las hayas, y una noche cuando el momento mas oscuro precede al alba, se durmio, en el remanso de la cascada, y me dejo sin poder llevarla, a esa isla tan idilica que yo fabrique para ella.
un saludo Angela
El aire me trae tu silencio
ResponderEliminarlos ecos lejanos...
de lo que fuimos.
Amor
Rosa M.
hola felices vacaciones
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