TROFEO
Ahí
estaba, frente a mí. Hacía ya tres años
que había desaparecido, aquella noche de fiesta desmedida, en la que los dos
hicimos tantas locuras. Mi amigo y quinto Dani 25. No era el mismo, aunque
había menguado un poco y estaba claro que no le habían pillado en su mejor
momento, no me costó reconocerlo. Seguía teniendo ese original y único tatuaje
de Popeye sujetándosela para mear. Quise acercarme a él, pero el camarero que
estaba a su lado, detrás de la barra, me lo impidió. Un par de lágrimas se deslizaron
lentamente por mi rostro mientras lo miraba y pensaba en las ironías de la
vida. Siempre presumió de su tamaño, de
su musculatura y, qué curioso, eso era todo lo que había quedado de él. Allí
estaba su orgullo, al lado de todas esas
otras pollas, metido en un frasco de formol como un objeto más de decoración,
en la inauguración de ese bar de copas llamado El Laboratorio. Sin poder dejar de mirarlo, cogí mi móvil y... le hice una foto de recuerdo.
Texto del libro El vals de los pingüinos, de Alberto Corujo |
TROFEO
Apenas
quedan objetos en la vitrina del salón. Desde que se separaron, ella ha ido
deshaciéndose de ellos. Cada mañana, después de desayunar y mientras va
caminando por el pasillo con su cigarrillo recién encendido, humeando como el
tren que se lo llevó para siempre, ella elige mentalmente cuál de sus recuerdos
acompañará a las cáscaras vacías de sus media(s) naranja(s). Hoy pensó en
aquella horrible copa que él ganó en el torneo de damas.
Beatriz Gómez (Viloria)
TROFEO
Llevaba tres noches
acomodándose como podía en el sillón del hospital. Desde que Juan había
ingresado por una arritmia y le habían colocado un stend, sabía que la
situación era crítica. "Pronóstico reservado”, cómo odiaba esas palabras.
Óscar estaba convencido
de que llegar una mañana con el trofeo le devolvería a su padre la sonrisa
que se había escapado por la ventana del quirófano.
El jueves se levantó temprano,
hizo algunas elongaciones y partió a la maratón. Llegó a la meta, con un
esguince, pero llegó.
Cuando entró a la
habitación, tres médicos trataban de reanimar a Juan. Dejó la medalla de
bronce sobre el sillón.
Por primera vez, esa
mañana percibió el dolor que le producía el esguince.
Eloisa Callejón (Ciguñuela)
TROFEO
Ayer lo vi a la salida de El Ibérico, un bar de copas.
Desde la primera vez que me miró, supe que le reconocería en cualquier lugar.
Tengo mi habitación empapelada con su fotografía. Me senté en el adoquín de la
acera a la espera de su salida. Esa noche de verdad jugaríamos.
Hoy, en el laboratorio, me encuentro absorta mirando
el nuevo contenido del frasco con formol.
Carmen Peña Andrés (Ciguñuela)
TROFEO
La herencia le había convertido en una persona realmente
rica: seis lujosas mansiones, un bosque milenario y una suculenta cantidad de
dinero en un paraíso fiscal. Sin embargo, su felicidad dependía de aquella
mujer. A ella no le importaban sus posesiones y constantemente le rechazaba. Él
nunca lo entendió.
Ella solo buscaba al hijo que alguna vez había sido y que
la herencia le arrebató.
Pompeyo Velasco (Viloria) Muchas gracias al autor por hacernos llegar su libro, y a todas las olas de los talleres por los textos que han salido de sus plumas.
Alberto Corujo, es uno de mis blogers preferidos. Por sus letras desgarradas, por su fuerza. Tiene una manera de contar que te atrapa desde la primera frase. Me ha encantado tener en la mano a sus pingüinos y disfrutar de su baile.
ResponderEliminarGracias compañeros de mar por compartir vuestros trabajos. Son estupendos.
Alberto Corujo participa como vuestra compañera Rosa Martínez y 67 autores más en el libro "De Antología. La logia del microrrelato" (Editorial Talentura).Una excelente representación de los mejores microrrelatistas blogueros.
ResponderEliminarChivata ;)
ResponderEliminarA MI TAMBIEN ME ENCANTO...EL PRINCIPIO,EL DESARROLLO PERO EL FINAL ES ARROLLADOR...GENIAL ALBERTO CORUJO. Mayte. Ciguñuela.
ResponderEliminarTESTIGO
ResponderEliminarAlmudena era viuda desde hacia unos años.Tenía cincuenta años y había organizado su vida de manera tal que cada mañana fuera una fiesta el despertar.
Conoció a Juan una mañana en la que él entró a su librería. Se gustaron desde el primer momento y a ella le pareció gracioso y atrevido que un hombre la invitara a tomar un café a los diez minutos de conocerla.
Luego vinieron las salidas y alguna que otra noche compartida.
Ella les contó a sus hijos que salía con alguien. Juan no se atrevió,todavía le pesaba el controvertido divorcio y temía un conflicto familiar.
Una semana después del funeral de Juan, Oscar recibió una llamada:
-Hola Oscar,encantada de conocerte,mi nombre es Almudena, he sido la pareja de tu padre estos últimos meses. No he ido al hospital porque tu padre así lo ha querido.Me gustaría que nos viéramos, pues tengo algo para ti.
Aunque el llamado lo desconcertó,accedió inmediatamente.
Sentados frente a frente, Almudena le enseñó un vídeo en el móvil .La llegada de la maratón y la cara de felicidad de Oscar con su reluciente medalla de bronce.
-Esto es lo que tu padre ha visto poco antes de que un infarto masivo le costara la vida.Me había pedido que te grabara y me consta por sus palabras que lo disfrutó.
Se cogieron de las manos y ambos lloraron.Cada uno por un motivo diferente.
La testigo de su padre era el mejor regalo que Oscar había recibido en su vida.
Eloisa Callejón Fdez.
Ciguñuela
Gracias Marta por permitirnos trabajar con el libro "El vals de los pingüinos",y gracias al autor (Alberto Corujo Corteguera) por ser una fuente de inspiración.
ResponderEliminarTuve el atrevimiento de escribir Testigo como una continuación de Trofeo.Espero les guste.
Eloísa Callejón Fdez.
Hemos descubierto los micros de Alberto Corujo, sus historias con sus trasfondos, con sus sorpresas con la libre interpretación que cada una hacemos, con las lecciones que nos deja entre lineas. Hemos utilizado sus recursos para crear nosotras otros relatos. Los de mis compañeras me parecen estupendos.
ResponderEliminarQue las olas nos sigan llevando a la misma playa. Margarita
Un sabio dijo: La riqueza de un humano se mide por la cantidad y calidad de los amigos que tiene... gacias por ser parte de mi fortuna
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