domingo, 29 de marzo de 2020

OuLiPo



TALLER DE LITERATURA POTENCIAL


Confinados, pero no por ello inactivos, avanzamos en nuestro aprendizaje en torno a la creación literaria.

Descomponemos las palabras y las recomponemos con significados diferentes. Roma y amor tienen los mismos átomos. Mezclamos vocablos y los amasamos, los dejamos reposar bajo la cubierta del cuaderno y volvemos a amasarlos hasta que adquieren la elasticidad deseada para ser un micro. A veces, se nos va la mano con los sustantivos o con la temperatura emocional y nos sale un relato de tres folios. No importa, experimentamos. Luego compartimos el resultado alrededor de las mesas del taller o lo embotellamos y lo lanzamos a este mar para que todos podamos saborear el dulce acróstico, la especiada descripción o la carta picante. Si es necesario, rectificamos la puntuación o cambiamos las repeticiones por sinónimos, ajustando el guiso a nuestro timbre de voz y a otros paladares. 

Y de esta manera, buscando fórmulas, encontramos al grupo OuLiPo que, como cocina de autor, tiene un libro con recetas  para la literatura. En ellas se mezclan los ingredientes de la lengua con las medidas de las matemáticas (catorce versos dicen que es soneto). En su índice alfabético descubrimos anagramas, bolas de nieve y avalanchas, lipogramas, método S+7, palíndromos, permutaciones, poemas booleanos, relatos arborescentes, tautogramas… Cocina de artesanos para llegar al arte de la literatura.  

Con diez sonetos y unas tijeras fueron capaces de crear cien billones de sonetos, todos con la misma rima, en un libro de bolsillo; un soneto cuántico que no se puede terminar de leer en muchas vidas. Dicen que  novelas como El Quijote tienen una estructura fractal y que hay relatos que son cajas chinas. 

A mí, de las matemáticas me gustan sus curvas, la economía de su lenguaje, su lógica, su forma de ajustar una nube de puntos a una ecuación, su capacidad para predecir... De la literatura me quedo con el latido, la manera que tiene de envolverme en atmósferas paralelas; de hacerme reír y llorar, sentir opresión o nostalgia; de descubrirme paisajes que nunca existirán, de traerme otros coros de voces…

Literatura y Matemática bailan juntas como juego creativo. Pero ¿es posible llegar así a la obra de arte?

¡Intentémoslo!

miércoles, 18 de marzo de 2020

Partes de guerra




Apreciadas olas de mares fantásticos, de océanos realistas y surrealistas; de aguas profundas frías y oscuras; también  de playas cálidas, dulces y sugerentes. Mis amadas olas, ¡os echo tanto de menos! 


Mañana se cumplen dos semanas sin asistir a la cita líquida, salada y fértil que entre las históricas piedras a las orillas del Duero nos hace fluir la creatividad, la libertad de ser y de pensar, nos baña con la ideología del respeto, la complicidad hacia lo diferente y el ansia por entendernos. Sé que seguiré faltando, no por abandono deseado, sino por la norma. Ya me conocéis, cuestiono todas las normas; pero las cumplo, por centralismo democrático, casi todas.


Ahora que las circunstancias nos confinan tras los muros conventuales de nuestras propias viviendas, mientras la tecnología nos da alas. Ahora que el logo de un sobre en una pantalla es más rápido que una paloma mensajera. Ahora que empezamos a vivir tiempos de una guerra nueva que nos prohíbe tocarnos, sentir el pálpito o el rubor del compañero. Ahora que se nos permite vernos solo en dos dimensiones, oírnos en altavoz estéreo y, sobre todo, leernos el alma solo si queremos abrirla en el alfabeto parpadeante de palabras con corrector de idioma y emoticonos correctores de palabras. Ahora que el tiempo tiene una elasticidad diferente al número de acciones por segundo. Ahora os propongo utilizar instrumentos olvidados para tocar sinfonías nuevas. No se trata de volver a las danzas tribales para la representación folclórica, sino más bien de dar un uso nuevo a aparejos en desuso. De retomar el blog Mar de incertidumbres y reventarlo a abrazos apalabrados, a toses escupiendo la soledad, a besos emocionados a la vida, a voces en negrita o cursiva de todo aquello que llevamos dentro y que no podemos transmitir frente a frente, cuerpo a cuerpo. Quiero saber de vosotras y vosotros. Quiero que sepáis de mí. No solo por los mensajes cortos en la web, infinitamente reenviados, que dejan entrever el deseo de estar, de saberse parte, pero que no dejan paso al sentimiento abierto en canal, al océano interior de corrientes, lleno de peces y corales que se escapan de las redes.


Os quiero vivas a todas y cada una; os quiero vivos a todos y cada uno remando en el galeote.


Os propongo escribir en nuestro blog como si fuera la casa de Juana. Colguemos los textos que estos días raros se nos ocurran y luego vamos viendo. Marifi, tú reprime un poco, solo un poco, las reprimendas. ¡Ah!, y que nadie haga un Teresa. Elena, leerte será un placer, hace mucho que no suenan tus palabras en la Torre. 

A todos, os quiero.


Buenas noches y buena travesía.